¿Son la honestidad y la fidelidad valores en desuso?
Si el otro día os hablaba de los candidatos que hacen “mutis por el foro” en cuanto se saben contratados por la correspondiente agencia de publicidad, ahora le toca el turno a los head hunters.
Llevo varios años, quizá desde siempre, intentando limpiar la imagen de este colectivo profesional.
Siempre tengo que escuchar, cuando me reúno en una agencia para emprender una búsqueda de candidatos, que los honorarios por nuestros servicios son abusivos.
Al parecer, los head hunters, o una gran parte de ellos, cobran porcentajes durante periodos que llegan a alcanzar e incluso superar el año tras la contratación del individuo en sí.
Algo sospeché cuando en una fiesta de una de estas agencias coincidí con un colega de profesión que nada más verme me echó en cara los precios en los que yo me movía en el mercado.
Debía estar realmente molesto, porque no se cortó en vocearlo con bastante poca elegancia delante de todos los asistentes. De paso me reprochaba, con igual tono, que le había “quitado” un perfil estupendo de SCPF.
Pero no queda ahí la cosa. Lo peor de todo, y lo que escucho cada vez con más frecuencia, es que algunos head hunters cobran a los candidatos.
Lo he comprobado hace poco cuando alguien me contó lo que le había pasado con un head hunter de otro sector. Le pedía al pobre incauto 100€ por presentar su candidatura. Otros 100€ más, si era elegido para la terna final, y unos 700€ (ya no recuerdo bien la cifra) si, finalmente, entraba en la empresa.
Por supuesto, decía que él (el candidato) era su favorito y que no tenía de qué preocuparse, que era pan comido. Supongo que ese “pan” era el comido por todos…
Más recientemente, en un Festival de Publicidad, escuché algo aún peor. Esta vez sí se trataba de un head hunter de nuestro sector.
El futuro candidato había pagado a este “caza talentos” una suma que rondaba los 1.500€. Minuta ésta por:
- Arreglo del CV. ¡Que madre mía el CV que me enseñó, obsoleto y simple!
- Orientación Profesional. Vamos, lo que les cuento yo en las entrevistas a mis candidatos: que cómo está el sector, lo que más les conviene hacer, si pueden hacer algún curso para mejorar su CV, etc, etc…
- Y, esto es lo fuerte, por pasarle unas pocas direcciones de correo a las que enviar el “currado” CV (encima, el pobre me contó que el servidor le devolvía todos sus mails, porque a saber de cuándo eran esas direcciones).
Me siento orgullosa de no haber caído nunca en estas malas praxis. Creo, que gracias a no haberlo hecho, tengo una reputación que me permite contactar con los más afamados profesionales y las mejores agencias de publicidad, y lo más importante, sentirme bien. Muy bien conmigo misma.